“No podemos vender aquello que no estimamos”
Turrón a la piedra de algarroba, kimchi de llicsó y cama-roja, almendra marcona garrapiñada con massala de algarrobas y humus de haba. Son solo algunos ejemplos de la nueva vida que el economista y analista de datos Jaume Mora Pedrós ha dado a productos como las hierbas comestibles o la algarroba. Los tenemos al alcance, hemos crecido con ellos y algunos, incluso, los utilizamos para elaborar platos incluidos en el recetario tradicional de la Marina Alta. En la mayoría de los casos, en cambio, no les damos el valor que podrían tener.
Sobre la revalorización de los productos agroalimentarios de la comarca ha versado el Taller Bancalet Hackeando la Agroalimentación: Innovación Sin Límites, que se ha impartido este miércoles en el CdT Dénia organizado por Bancalet-Oficina de la Innovación y la Creatividad del Ajuntament de Dénia. Coordinar esfuerzos, trabajar el mercado para que valore esos productos y tener clara la trazabilidad de su comercialización -es decir, cuánto dinero va a parar al agricultor, por ejemplo- son algunos de los consejos que el ponente dio a los asistentes. El desafío no es el producto, indicó –“lo tenemos y es de calidad”-, sino reinventar la cadena de valor y llegar al mercado. “Primero crear mercado”, añadía, “y después desarrollar el producto para servir al mercado que lo valora”.
Jaume Mora, natural del Poble Nou de Benitatxell, conoce bien la comarca a pesar de residir desde hace muchos años en otros países. En los últimos lo ha hecho en el Reino Unido, donde ha conseguido que los productos con algarroba que elabora su empresa lleguen a los supermercados. Mantiene el contacto con el pueblo y visita a menudo la caseta. Sabe del potencial que tienen los productos de la Marina y anima productores y hosteleros a revalorizarlos. Defiende la reconciliación “entre lo que sabemos, el conocimiento popular, y lo que dice la ciencia”, la reconexión entre generaciones a partir de la cultura popular, así como la recuperación del producto no desde el romanticismo sino desde la economía.
En todo este proceso es especialmente importante la iniciativa privada, “que tiene que abrazar el riesgo y lanzarse” y no conformarse con dejarlo todo en manos de las subvenciones. La colaboración entre el sector público y privado es necesaria, precisaba, pero también con las universidades y el mundo científico, que tienen que entender el valor de los activos reales que se tienen. “No podemos vender aquello que no estimamos”, añadía Jaume Mora.
Sobre la apertura de mercados en el exterior, el restaurador Pep Romany quiso hacer una precisión relacionada con el esfuerzo que está haciendo el mundo de la hostelería en los últimos años para poner en valor el producto de aquí: “tenemos millones de clientela en la puerta de casa y el producto en la puerta de atrás, el cliente lo tenemos que ganar aquí”, dijo. El economista opina que hay que extender ese esfuerzo y hacer una tarea paralela entre el mercado de dentro y de fuera. Precisaba al respecto también que es sumamente importante el trabajo que está haciendo la Xarxa Bancalet, un sello que tiene que dar visibilidad y confianza.
En estos momentos son más de 80 las empresas adheridas a Bancalet, precisaba el alcalde de Dénia, Vicent Grimalt, que asistió a la jornada. Consciente de la situación delicada que atraviesa la agricultura en la comarca, Grimalt apostó para conservar e innovar, haciendo de Bancalet una herramienta para poner en valor lo que tenemos y recuperar y dignificar la tierra.
Floren Terrades, director de la Oficina de la Innovación y la Creatividad de Dénia, defendió que el camino a seguir pasa por la innovación. Hizo referencia también al clúster integrado por los agentes que forman parte de la cadena agroalimentaria y a la creación de Gasterra, el Centro de Gastronomía del Mediterráneo, que es fruto de la colaboración con la Universidad de Alicante.
El taller acabó con una cata de productos hechos con algarroba.